Diálogos No. 5: Psicología social y escuela cotidiana







Diálogos para repensar la psicología

No. 5: Psicología social y escuela cotidiana
Guadalajara: Departamento de Asuntos Sin Importancia
Mayo de 2007. 64 págs. (Edición de aniversario).

Editorial
Nos tocan las chiquipsicologías (que es un decir, pues criterios para ponerle adjetivos y prefijos a la Psicología hay muchos: área de aplicación, método, perspectiva teórica, objeto de estudio, filiación comercial, etc.) Decidimos comenzar con la Psicología Social porque hay mucha gente cercana a la mesa editorial de esta revista, incluso infiltrados, que dan mucha lata con que la dichosa no es meramente un área de aplicación de la Psicología, sino una disciplina emergente en cuanto a su concepción del devenir psíquico, que además se planta ética y políticamente en dirección opuesta a la concepción individualista tan sacralizada en la sociedad contemporánea, y reproducida con mucho gusto por los profesionales de la Psicología. No más para que se den un quemón, a ver luego si es cierto.



Pero aquello también es un decir, pues al interior de la Psicología Social existe también la rebatinga por definir sus objetos a estudiar y con qué métodos, que para eso es necesario, como nos dice Dani Reyes, revisar su devenir histórico; que ahí sí que se las apaña don Raúl García, historizando una noción –o concepto- que a esta revista tanto interesa: el diálogo, objeto filosófico que ha venido girando en el ideal de las ciencias sociales, y que en la Psicología Social ha encontrado concreción en análisis discursivos y conversacionales. Esto es, que el meollo está en las relaciones, y lo que ellas generan, mentalidades dirá Héctor Robledo, que no ceja en buscarle los tres pies al gato. ¿Y el método? Hasta la pregunta ofende, que esta revista no está para mostrar resultados y justificarlos con metodologías complicadas (eso queríamos pero los colaboradores nos llevan la contraria) sino para que den ganas de leerla, y si hace falta argumentarlo de nuevo se nos cuela –muy oportunamente- la literatura, ahora en lápiz de Iraam Maldonado. Luego vienen las preocupaciones más puntuales de los y las psicólogas/os sociales: el estado actual de las relaciones humanas, sus quiebres, como nos alerta Erika González Flores, y sus posibilidades, en las cuales aparece como constante la afectividad, esa materia o proceso del que está hecho todo lo que pasa a nuestro alrededor, que posibilita e imposibilita la comunicación. Cómo no, si el término afecto viene de afectar, o sea que cada vez que nos encontramos con algún otro salimos raspados, y así es como se va haciendo la vida. La afectividad del siglo XXI innova en cuanto a espacio, Internet, que ya nos explicará Maya Ninova, pero aun en ese ámbito sigue tomando formas milenarias como son la masculinidad y la feminidad, en emotivas palabras de Candi Uribe. Estas relaciones-afectaciones-formas van tejiendo, tal cual, éste mundo que conocemos, las atmósferas en las que nos movemos a diario, al subir al autobús, al perdernos en la ciudad, pero también cuando tristeamos en nuestra
habitación o chismeamos por el chat. En estas atmósferas se entretejen los sentimientos de identidad, saberse mexicano, tapatío, estudiante, psicólogo, mentalidades complejas que nos contienen como sujetos, pero que a veces no, como enérgicamente denuncia Raquel Ribeiro, y lo peor es que a este juego se prestan las universidades. Como se ve, hacer Psicología Social apunta a una práctica metodológica constante, aguzar los sentidos mientras la vida cotidiana acontece implacable.

Por otra parte, un contexto donde la sociedad sabe moverse y colectivarse, resulta ser la escuela, o al fin el aula, es por eso que también le entramos a eso de los sentimientos, pensamientos y acciones que se funden de y dentro de las relaciones escolares, de ahí que el trabajo trastornante de Lidia Macias nos alerte de los excesos que más que educativos resulten destructivos, de la mano le acompaña la reflexión de Leonardo García sobre el contrato escolar, aquello que le desvirtúa y lo que podría reivindicarle, le siguen Ángeles Hernández picando la curiosidad de saber la Psicología y su formación como Vocación o Profesión y Alejandra González hablando del alumno que al final quien sabe si es simulador o es que le tienen saturado y Gabriela Gómez nos cuenta un poco de la docencia foránea. Claro que no faltaron nuestras ya acostumbradas secciones, Mucho gusto recomendando sonidos y letras y Esta flor ya se rompió, siempre innovando ideas.

Se aprovecha también para reconocer y recomendar la labor académica de dos instancias
generadoras de muy interesante psicología social: la Maestría en Psicología Social de la Universidad Autónoma de Querétaro y el Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, en cuyos espacios se ha gestado buena parte de las reflexiones que aquí se presentan.


Artículos

Motivos de la psicología social
por Daniel Reyes. P. 4-7.

¿Dialogar o conversar? La noción de diálogo ante las perspectivas discursivas en psicología social
por Raúl Ernesto García Rodríguez. P. 8-11.

Esa fuerza ciega de la naturaleza (psicología social a la deriva)
por Héctor Eduardo Robledo Mejía. P. 12-17.

La psicología social y la literatura

por Iraam Maldonado Hernández. P. 18-20.

Del rompimiento de los lazos afectivos
por Érika Elizabeth González Flores. P. 21-23.

La afectividad en la red virtual
por Maya Georgieva Ninova. P. 24-27.

Femenino y masculino: una psicología social de las formas

por Candi Uribe Pineda. P. 28-34.

Efectos ¿desubjetivantes? del conocimiento en las universidades contemporáneas
por Raquel Ribeiro Toral. P. 35-40.

Que vengan los bomberos que me estoy quemando

por Lidia Karina Macías Esparza. P. 41-45.

Entre reglas y reglazos... el asunto de la escuela
por Leonardo García Lozano. P. 46-50.

Vocación o profesión. Mi experiencia en la universidad
por María de los Ángeles Hernández Martínez. P. 51-53.

¡Se ve, se siente, la juventud no está presente!
por Alejandra González García. P. 54-55.

Gargantas con arena
por Gabgot. P. 56-57.


Secciones

Esta flor ya se rompió
La cordura no hace historia
por Félix Fernández Reyes. P. 58-59.

Mucho gusto
Una invitación al mundo de Horacio Quiroga
por Karla Preciado Mendoza. P. 60.

Pudo el amor ser distinto...
por Gabriela Belén Gómez Torres. P. 61.





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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
envio un cordial saludo a los colaboradores de Dialogos Aca, en esta corta visita solo tube la oportunidad de leer el articulo de Lidia y Leonardo o Leo para los cuates, entre al internet por curiosidad, no sabia si aun existia la revista pero es alentador ver que aun existe este proyecto que un dia inicio como un gran sueño, les deseo lo mejor y es realmente un placer leer los articulos de esta revista que nacio en mi escuelita con las ideas y colaboracion de grandes seres humanos.

ATT. Betsabe S. Pelayo